Este invierno fue tan nuestro que el verano siempre celoso también quiere serlo, y qué mejor manera que recordándonos tiempos anteriores en los que nos amamos y corrimos de la mano para cruzar antes que los autos nos mojaran, y las veces que dejamos pasar la primera hora de clases porque queríamos atrasar el inminente retorno a la vida que nos gusta, o no, pero que de todas formas no queremos.
Gracias lluvia.
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