El primer ataque de risa que tuvo conmigo fue al saber que el día internacional del beso es en el día que se rompió el record del beso más largo del mundo, que duró (si mal no recuerdo) 58 horas y tanto. Empezó a reírse, retorciéndose, sin que yo tuviera muy claro el porqué pero sospechando y cuando pudo volver a hablar repetía entre lágrimas de risa ¡58 horas... 58!
Volvió a leer el artículo, sin dejar de reír, y volvió a estallar: ¡qué les costaba llegar a los 59, les faltaron un par de minutos! Es ridículo, 58 horas.
Cuando la risa disminuyó hablamos del tema, de cómo iban al baño, qué comían, si terminaron odiándose... quizá celebraron el triunfo con un beso.
Me dijo que nosotros podríamos llegar a las 60 para batir el record "estai loco, no duramos nada" "igual... nos darían ganas de chantar altiro"
Llegamos a ese dato porque estábamos investigando desde cuándo la gente se da besos y, según la respetable wikipedia, es desde el 1500 a.c aproxxx... son muchísimos años de intercambio de saliva, de choques de dientes, enredos de lenguas, así ¿cómo no van a existir las epidemias?
Más tarde fuimos a caminar por la playa y el muelle, en medio de una marejada terrible y un mar de gente. Él me dijo que no le sorprendería nada la extinción del ser humano, yo, siempre lenta, le pregunté porqué y me dijo que la marejada estaba anunciada hace días y que todos los pelagatos que estábamos en el borde costero estábamos yendo en contra de todas las órdenes, sugerencias y advertencias estando en la orilla para ver la marejada como un atractivo turístico. Caminamos lentito y después jugamos en la orilla del mar, donde mojé mis zapatillas.
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